
Autor: Guillermo Pulecio
“Tenía diez años y un gato
peludo, funámbulo y necio,
que me esperaba
en los alambres del patio
a la vuelta del colegio”.
MI NIÑEZ – Joan Manuel Serrat
Mi gato funámbulo:
No es angora porque le falta melena leonina
Ni siamés por un corazón pintado en la barriga
Ni persa por su largo hocico y sus bigotes ásperos
Pero sí,
equilibrista,
si camina sobre la reja del jardín
portero atento,
a la hora de mi regreso a casa
malvado,
si acecha perros detrás de la puerta
desadaptado,
si sube a la mesa para revelarse
e inoportuno,
cuando se para entre el monitor y yo.
Mi gato
se llama Tito como aquel mariscal de Yugoslavia
y tiene los ojos azules como los de Elvis Presley.
Hoy, pienso como Borges,
que “no son más silencioso los espejos”,
y me confirmo en el dicho de Neruda
que “eres un arrogante vestigio de la noche”.
Pero te conozco,
sé de tus mañas para pedir agua fresca
y verla caer embelesado
sé de tu acecho desde mi cama
a mi pasar atolondrado,
estiras tu mano sin garfios felinos
y tocas mi muslo
en señal de vida,
Entonces, sé que existes
en el transcurso del miedo,
la comedia y la orfandad.